Artículo
Publicado por: Eliana Padrino UNES Aragua-Carabobo
Educación
Popular
La Educación Popular es un proceso de aprendizaje durante
el cual el pueblo o algún sector del mismo, construye su conciencia de una
situación social de opresión y fortalece sus habilidades, particularmente a
nivel organizativo, para superarla.
La Educación Popular no se
reduce a la aplicación de un conjunto de técnicas para hacer más participativos
los talleres. Cuando hablamos de educación popular, nos referimos a un
‘proceso’ de aprendizaje colectivo del pueblo, que apunta al fortalecimiento de
su organización a fin de transformar la realidad en función de sus intereses.
¿Por
qué la Educación Popular?
La Educación Popular es una respuesta pedagógica a la
explotación económica, la discriminación social, la dependencia cultural y la
dominación política, identificando y analizando críticamente las causas y
consecuencias estructurales e históricas de los fenómenos sociales a partir de
sus manifestaciones concretas. En otras palabras, mientras persistan
desigualdades, la Educación Popular seguirá siendo necesaria.
¿Para
qué la Educación Popular?
Su finalidad esencial es contribuir a la construcción de
una sociedad nueva, más humana y justa. Esto significa, como lo señalaba Paulo
Freire, que el proceso de Educación Popular no termina con la liberación de los
sectores oprimidos sino que debe alcanzar también la liberación de los sectores
opresores, apuntando más generalmente a la superación de toda estructura
injusta de sumisión-dominación, en sus manifestaciones sociales, económicas,
culturales y políticas.
¿Para
Quiénes?
Contrario a lo que podrían insinuar ciertas aplicaciones
reductoras, no se trata de una herramienta utilizada sólo con personas
analfabetas en los países del Tercer Mundo de manera que puedan aprender a leer
y escribir. Es válida para cualquier sector de la sociedad en cualquier país
del mundo que esté interesado en cambiar alguna situación de opresión e
injusticia. Si la educación debe ser una herramienta de transformación, un
concepto activo, esto también define para quien es la Educación Popular: para aquellas personas que están más
interesadas en cambiar la situación porque ésta les está oprimiendo. Es
decir, el sujeto prioritario de la Educación Popular es el pueblo que siente en
carne propia la injusticia, diferenciándose sectores tales como obreras y
obreros, campesinas y campesinos, mujeres, hombres, niñas, niños y
adolescentes, pueblos indígenas, homosexuales,... En fin, cualquier minoría
objetivamente oprimida. La Educación Popular supone, en primer lugar el
fortalecimiento de sus identidades sectoriales, facilitándose procesos a través
de los cuales se adquieran conciencia ‘para sí’ de esta situación objetiva de opresión,
desarrollando progresivamente las capacidades requeridas para asumir el derecho
de ser actoras/es protagonistas de su propia historia.
¿Dónde?
En la Educación Popular no hay aulas, ni cursos específicos, ni grados, ni textos… la “escuela”
es la vida cotidiana de los grupos y sectores populares. Es válida en cualquier
lugar especialmente porque una de sus características principales es que se
tiene que desarrollar de acuerdo al contexto particular en el que se está dando.
Se puede aplicar en cualquier lugar y con cualquier sector, pero adaptándose
siempre sus técnicas al contexto particular, tomando en consideración el
sistema político-económico y la ideología dominante, el lenguaje y la cultura
del pueblo así como las contradicciones específicas del momento. Se parte del
hecho de que el medio de vida transforma a las personas que lo habitan e
incluso condicionan su manera de pensar. Pero el reto consiste en que, al desarrollar
su protagonismo como actores históricos, las personas adquieran las capacidades
para transformar su entorno.
Concepción
Dialéctica Del Aprendizaje
La esencia de la Educación Popular como sistema
metodológico es la concepción dialéctica del aprendizaje. Como señala Paulo
Freire, se trata de un principio epistemológico fundamental: Si se define al conocimiento como un hecho
acabado, en sí, se pierde la visión dialéctica que explica (solamente ella) la
posibilidad de conocer. Conocimiento es proceso que resulta de la praxis
permanente de los seres humanos sobre la realidad.
Así, el aprendizaje que se promueve en una metodología de
Educación Popular comienza con la reconstrucción de las experiencias de trabajo
y organización de las y los participantes (la práctica inicial), dedicando
especial atención a las propias contradicciones y a la manera espontánea de
enfrentarlas.
Luego, se propicia una reflexión crítica sobre
estas experiencias y una interpretación coherente de la misma, en relación con
experiencias similares de las cuales se identificarán coincidencias y
diferencias (generalización teórica). En fin, se orienta este proceso de
comprensión de la propia realidad a la formulación de alternativas y a su
operativización mediante la planificación y realización de una acción estratégica
que supere la práctica inicial (práctica transformadora). A la vez, este proceso
es sistemático, avanzando de lo concreto a lo abstracto para regresar de nuevo
a lo concreto pero con una perspectiva cada vez más globalizante.
Con respecto a esta concepción dialéctica, dice Paulo Freire: Separada de la práctica, la teoría se
transforma en simple verbalismo. Separada de la teoría, la práctica no es más
que activismo ciego. Es por eso que no hay auténtica praxis fuera de la unidad
dialéctica, acción – reflexión, práctica – teoría. En la misma forma, no hay
contexto teórico si éste no está en unión dialéctica con el contexto concreto.
En este contexto concreto donde los hechos se dan necesariamente, nos encontramos
envueltos por lo real pero sin comprender críticamente porque los hechos son lo
que son. En el contexto teórico, manteniendo lo concreto a nuestro alcance,
buscamos la razón de ser de los hechos. En este contexto concreto somos sujetos
y objetos en relación dialéctica con la realidad. Esto hace la unidad no la
separación entre práctica y teoría, acción y reflexión. Sin embargo, ya que estos
momentos sólo pueden existir como unidad y proceso, cualquiera sea el punto de
partida de hecho demanda y contiene el otro punto. Y es por eso que la reflexión
es sólo legítima cuando nos hace retroceder al contexto concreto donde busca
aclarar los hechos.
La Producción
Colectiva Del Conocimiento
Otro principio fundamental es que la Educación Popular se
basa en procesos participativos, promoviendo el desarrollo de sectores
populares como sujetos sociales, es decir potenciando su protagonismo como
actores de cambios sociales, identificando sus problemas más sentidos,
investigando sus manifestaciones, analizando sus causas y consecuencias,
formulando alternativas, organizándose para llevarlas a cabo, gestionando
recursos, planificando acciones, evaluando su quehacer, entre otros. La
participación que se promueve es libre, activa, eficaz, consciente, crítica.
Se trata de un método o
proceso en el cual se integran elementos o ideas en forma ordenada, a través de
la participación colectiva basada en los conocimientos y experiencias del
grupo, para llegar a construir teoría y nuevos conocimientos que permitan
mejorar la práctica.
¿Qué se necesita para producir colectivamente el
conocimiento?
Existen ciertas condiciones que
ayudan a que se realice este proceso de construcción colectiva del saber:
-
Ambiente y
actitudes humanas adecuadas: se
necesita que exista un clima de confianza entre las y los participantes que
permita sentirse a gusto y no tener temor de ser rechazada/o, a la vez que una
motivación y disponibilidad para compartir, con una apertura al diálogo y a
aprender de las y los demás, aportando todo lo que esté a nuestro alcance. Esto
requiere un genuino interés en el tema de estudio o debate y una claridad en
los objetivos que se pretenden alcanzar con este tema. En este sentido resulta
muy importante valorar la experiencia que cada uno y una puede aportar, un
respeto mutuo, un verdadero convencimiento de que colectivamente se produce
mejor que en forma individual, y una actitud disciplinada y ordenada que
facilite el avance de la discusión.
-
Pensamiento
crítico: esto significa no aceptar
pasivamente todas las ideas, sino desarrollar un hábito de duda metódica que
convierta cada tema en un debate, un desafío, una pregunta. Cada hecho debe
problematizarse, cuestionarse, razonarse, evaluarse. No aceptar ninguna idea,
sólo porque la ‘dijo Fulanito’ que es una autoridad en la materia.
-
La
participación consciente y activa: esto
no significa hablar muchas veces, ni acaparar la palabra, sino aportar ideas en
el momento en que vemos que son útiles en el debate. Nunca debemos dejar de
participar por creer que ‘no es importante lo que voy a decir’ o que ‘otra u
otro ya lo dijo mejor que yo’. Debemos creer en nuestra capacidad de enseñar a
otras y otros, así como en nuestra capacidad de aprender de otros y otras. La
participación consciente y activa implica entonces, desarrollar el hábito de no
ser sólo receptores pasivos de las ideas de otras y otros.
-
La
creatividad: es un ingrediente
indispensable en la producción colectiva del conocimiento. Si no somos
receptores del saber, entonces tenemos que ser creadores/as de saber nuevo. Ya
no memorizamos y repetimos definiciones, sino que construimos conceptos que
expliquen la realidad y la práctica en que estamos. Ya
no copiamos métodos usados en otras realidades, sino que creamos y adaptamos
nuestra propia manera de hacer las cosas, la que se adapta a nuestras necesidades.
- Aprovechar
experiencias y conocimientos acumulados: lo anterior no significa despreciar el conocimiento producido por otras
personas o grupos, el cual más bien sirve para enriquecer el nuestro. No se
trata de partir de cero, sin tomar en cuenta lo que otras y otros han avanzado.
No se trata de despreciar los libros. De lo que se trata es de tomar en cuenta
el producto de otros procesos de conocimiento, y de otras prácticas sociales,
cuestionándolos, utilizándolos críticamente, y a partir de allí, producir
nuestros propios conocimientos. Lo colectivo, lo social, no significa tampoco
matar al aporte individual, sino recogerlo y potenciarlo.
-
La
apropiación de los conocimientos: es
un proceso colectivo, los conocimientos no sólo se comparten, sino que se busca
que cada participante se apropie de ellos, los haga suyos, parte de si mismos,
de manera de poder utilizarlos y reproducirlos. No
hay verdadero apropiación cuando la persona no está en capacidad por si misma
de aplicar y multiplicar el conocimiento adquirido.
-
Una
coordinación efectiva: para que el
proceso de producción de conocimientos tenga los resultados esperados, es de
importancia clave la persona que coordina y orienta el proceso. No se trata de
dar la palabra, se trata de ordenar las ideas que van saliendo, hacer preguntas
motivadoras y desafiantes, devolver en forma de síntesis parciales los avances
en la discusión, y no perder de vista el tema de discusión y su objetivo.
¿Qué
cosas impiden o dificultan la producción colectiva del conocimiento?
Así
como hay condiciones que le favorecen, también hay situaciones que la dificultan
o impiden, tales como:
-
Actitudes humanas negativas: conflictos
o tensiones entre las y los participantes que rompen el clima de confianza,
personalizar las diferencias de opiniones, asumir actitudes indiferentes o de “qué
me importa lo que salga”, yo sigo pensando así, o actitudes diversionistas
que distraen al grupo del objetivo propuesto y “contagian a los demás” de un
espíritu de relajo. También el agotamiento y cansancio físico y mental
dificulta una buena producción (los grupos cansados no producen bien). Cuando
las y los miembras/os del grupo tienen su mente ocupada en otro tipo de
problemas o intereses distintos a los que se discuten, están presentes sólo
físicamente, pero su cabeza ‘anda lejos’, lo cual también resta eficacia al
aprendizaje colectivo.
- Errores en la participación: tales como la pereza o el temor a participar, por
un sentimiento
de inferioridad, la falta de motivación sobre el tema o la falta de claridad en
los objetivos, también dificulta el aprendizaje colectivo. También el acaparamiento
constante de la palabra por algunas/os trae como consecuencia que decae el
interés en la discusión y disminuye la participación, porque “todo está ya
dicho”.
- Errores de la
coordinación: una coordinación
insegura, excesivamente flexible, que pierde el hilo de la discusión, o que no
motiva a participar, no conduce al grupo al logro de los objetivos. Tampoco una
coordinación rígida o autoritaria, prepotente que corta las iniciativas del
grupo, desvaloriza los aportes más sencillos, o establece una relación vertical
con las y los participantes, puede lograr una máxima producción de
conocimientos, porque ‘liquida’ al grupo.
Por lo tanto es necesario una Metodología constituida por
Procesos de Construcción Conjunta de Oportunidades de Aprendizaje, integrante
de una actitud emprendedora de calidad que contemple los principios siguientes:
Transparencia metodológica: aprender
a través de la metodología. Cuando en el
proceso
de aprendizaje la metodología en si se convierte en objeto de aprendizaje…
aprender a hacer, aprender a crear, aprender a ser…
Exigencia productiva: en
primer lugar consigo mismo, no sin razón, sino para ‘producir’ más, para
‘crear’, para construir junto con otras personas…
Flexibilidad exigente: realismo
y contextualizació sin perder de vista el objetivo propuesto.
Equidad oportuna: una
equidad con sentido, una equidad necesitada (no darle lugar a la mujer por ser
mujer, sino por saber identificar y reconocer sus cualidades)
Intereses compartidos: identificar
los aspectos comunes en nuestros intereses y establecer alianzas alrededor de
ellos, entre institución y trabajadoras-es, entre facilitador(a) y
participantes.
Artículo Publicado por: Eliana Padrino UNES Aragua-Carabobo
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