Aragua-Carabobo, 2012
Formación Nacional De Docentes UNES-2012
Coordinador: Desarrollo Profesoral
Núcleo Aragua-Carabobo
Facilitador: Prof. Gabriel González C.I:
12.570.720
Blog.
Grupo de Prof Alí Araujo
Para Freire existen dos tipos de
concepción de la educación: la bancaria y la liberadora
Las características que establece para cada una
son:
Educación Bancaria
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Educación liberadora
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Diferencias entre pedagogía y educación, según
Durkheim
Pedagogía
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Educación
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Pedagogía Tradicional:
Surgimiento y conceptos básicos
El
pensamiento pedagógico puede decirse que comenzó su desarrollo desde los
inicios de la humanidad. Él mismo no es más que una consecuencia del avance
histórico, debido a la necesidad del ser humano de transmitir con eficiencia a
sus descendientes las experiencias adquiridas y la información obtenida en sus
experiencias diarias, tanto en el medio natural como en el social.
Así se
encuentra el pensamiento pedagógico, expresándose de manera concreta a través
de acciones de una educación inicial, ejerciendo su influencia en el proceso de
transformación de la llamada comunidad primitiva en una sociedad dividida en
clases; sirviendo de instrumento y arma para luchar contra las tradiciones y
las ideas movilizadoras para la acción de las entonces comunidades primitivas.
Con estas concepciones es que surgen las llamadas escuelas, para la enseñanza
de los conocimientos que se poseían hasta ese momento para la utilidad
exclusiva de las clases sociales selectas, asignándoles a las emergentes clases
explotadas, (como única salida de sobre-vivencia), el trabajo físico.
Tales
concepciones e ideas pedagógicas, conjuntamente con las cualidades que deben
poseer tanto el alumno como el maestro, aparecen en papiros muy antiguos de
China, India y Egipto.
El desarrollo
de un pensamiento pedagógico semejante se desarrolla también en Grecia y Roma,
con figuras tan sobresalientes como Democrito, Quintiliano, Sócrates,
Aristóteles y Platón. Este último aparece en la Historia como el pensador que
llegó a poseer una verdadera filosofía de la educación, con una caracterización
de los campos de la acción educativa, a qué exigencias debía responder la misma
y en que condiciones tales acciones resultaban posibles.
No obstante,
el pensamiento pedagógico brota con un contenido y una estructura que le
permite alcanzar un cuerpo teórico verdadero, recién en el renacimiento, etapa
en la cual ya la humanidad ha alcanzado determinado grado de desarrollo
científico, capaz de promocionar el desarrollo social, situación que obliga a
la nueva clase social, la burguesía, progresista por entonces, a valorar con
toda fuerza y en su real dimensión e importancia lo referido al progreso
científico y técnico con vistas al progreso económico. Aquí la Pedagogía
adquiere por primera vez un carácter de disciplina independiente, emerge como
la posibilidad de solución a la necesidad que tiene la sociedad de contar con
una base teórica fuerte sobre la cual sustentar, de manera fundamental, la
enseñanza en la misma.
En este
último período, tal como nos redacta KONSTANTINOV en su libro Historia de la
pedagogía “la figura más representativa de la Pedagogía como ciencia
independiente es Juan Amos Comenius quien, en esencia, estableció los
fundamentos de la enseñanza general, al tiempo que elaboró todo un sistema
educativo integral y unitario con una fundamentación lógica de la
estructuración del proceso docente en sí, que debía desarrollarse en la escuela
con el objetivo principal de contribuir y lograr un aprendizaje satisfactorio,
capaz de proyectarse en la práctica de manera resolutiva respecto a la realidad
enfrentada con vistas a su transformación en aras del beneficio propio y de los
demás”. Amos Comenius fue un gran revelador de los principios básicos sobre los
que se sustenta la enseñanza, de aquí que se lo considera como el padre de la
Didáctica y el primero en plantear la importancia de la necesidad de vincular
la teoría con la práctica como procedimiento facilitador, incluso, del ulterior
aprendizaje.
Entre 1548 y
1762 surge y se desarrolla la Pedagogía Eclesiástica, impulsada principalmente
por los Jesuitas, y cuyo principal exponente es Ignacio de Loyola. En 1832, sus
esencialidades son retomadas para llegar a convertirse en el antecedente de
mayor influencia en la Pedagogía Tradicional.
Tal Pedagogía
Eclesiástica tiene como centro la disciplina, de manera dura e indiscutible,
persiguiendo, como último objetivo (pero no por ser el último, el menos
importante), afirmar, cada vez más, el poder del Papa y fortalecer la Iglesia,
ya amenazada por la Reforma Protestante y a la cual le resultaba necesario el
poder disponer de hombres que les respondieran sin vacilación alguna, en base
de una conducta formada en la rigidez y el orden absoluto. Al margen de algunos
de los antecedentes planteados, puede decirse que la Pedagogía Tradicional
comienza a idearse en el siglo XVIII, siglo en el cual se considera como muy
importante al desarrollo social de la humanidad, con la aparición de las
Escuelas Públicas, tanto en Europa como en América Latina, reflejos de los
grandes cambios ocasionados por las revoluciones republicanas de los siglos
XVIII y XIX, animadas por la ideología política y social del liberalismo.
En el siglo XIX,
es que la Pedagogía Tradicional, como práctica pedagógica ya ampliamente
extendida alcanza su mayor grado de esplendor, y es en este siglo en el cual el
estado nacionalista le concede el valor insustituible de ser la primera
institución social, responsabilizada con la educación de todas las capas
sociales.
Es
precisamente a partir de este momento en que surge la concepción de la escuela
como la institución básica, primaria e insustituible de la sociedad, educando
al hombre para la lucha consciente por alcanzar los objetivos que persigue el
Estado. Lo que determina que la Pedagogía Tradicional adquiera un verdadero e
importante carácter de Tendencia Pedagógica, en cuyo modelo estructural los
objetivos se presentan de manera tan solo descriptiva y declarativa más
dirigidos a la tarea que el profesor debe realizar, que a las acciones que el
alumno debe ejecutar sin establecimiento o especificación de las habilidades
que se deben desarrollar en los educandos, otorgándoles a éstos últimos el
papel de entes pasivos en el proceso de enseñanza al cual se le exige la
memorización de la información a él transmitida, llevándolo a reflejar la
realidad objetiva como algo estático, detenida en el tiempo y en el espacio,
como si no contara de manera alguna la experiencia existencial de quienes
aprenden, o como si los contenidos que se ofrecen estuvieran desvinculados, en
parte o en su totalidad de la mencionada realidad objetiva. Constituyendo un
conjunto de conocimientos y valores sociales acumulados por las generaciones
precedentes y que se transmiten como si fueran verdades acabadas, disociados
del entorno material y social del educando.
La Tendencia
Pedagógica Tradicional no profundiza en el conocimiento de los mecanismos
mediante los cuales se desarrolla el proceso de aprendizaje. Ella modela los
conocimientos y habilidades que se habrán de alcanzar, de manera empírica en el
estudiante, por lo que su pensamiento teórico nunca alcanza un adecuado
desarrollo. La información la recibe el alumno en forma de discurso y la carga
de trabajo práctico es mínima sin control del desarrollo de los procesos que
subyacen en la adquisición del conocimiento, cualquiera que sea la naturaleza
de éste, lo que determina que ese componente tan importante de la medición del
aprendizaje, que es la evaluación, este dirigido a poner en evidencia el
resultado alcanzado mediante ejercicios evaluativos meramente reproductivos,
que no enfatizan, o lo hacen a escala menor, en el análisis y en el
razonamiento.
En la
relación alumno-profesor predomina plenamente la autoridad del segundo, con un
aspecto cognoscitivo paternalista: lo que dice el profesor es respetado y
cumplido por el alumno, con principios educativos poco flexibles, impositivos y
coercitivos.
La Tendencia
Pedagógica Tradicional tiene, desde el punto de vista curricular un carácter
racionalista académico, en el cual se plantea que el objetivo esencial de la
capacitación del hombre es que el mismo adquiera los instrumentos necesarios
que le permitan tan solo intervenir en la tradición cultural de la sociedad;
sin embargo esta tendencia se mantiene bastante generalizada en la actualidad,
con la incorporación de algunos avances e influencias del modelo psicológico
del conductismo que surge y se desarrolla en el siglo XX.
En resumen,
la Tendencia Tradicional resulta insuficiente y deficiente en el plano teórico
cognitivo y de la praxis del ser humano, por cuanto ve en éste último a un
simple receptor de información, sin preocuparse de forma profunda y esencial de
los procesos que intervienen en la asimilación del conocimiento como reflejo
más o menos acabado de la realidad objetiva, sin prestarle la debida
importancia al papel, ciertamente decisivo de los aspectos internos que mueven
la determinación de la conducta social del individuo y las influencias,
favorecedoras o no, que éstas puedan tener sobre el aprendizaje del mismo: la
retención de la información se alcanza en base de una repetición mecánica de
ejercicios sistemáticos y recapitulados, de manera esquemática y
enciclopedista.
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