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sábado, 15 de septiembre de 2012

EL PEDAGOGO SOCIAL QUE PIENSA A PAULO FREIRE

Es necesario dejar en claro, que cuando se aborda lo educativo en la sociedad no es posible hacerlo desde una supuesta “neutralidad valórica”, que como diría Paulo Freire, este es  un asunto en el que: “no se puede ser un hombre neutro frente a la deshumanización o a la humanización, frente a la permanencia de lo que no representa los caminos de lo humano o el cambio de estos caminos” ( FREIRE, 1976,16) Aceptar lo anterior nos pone en una disposición de levantar nuestro discurso frente a posturas deterministas, fatalistas o portadoras de anuncios que proclaman el fin de la acción creadora y transformadora de hombres y mujeres. 
Es necesario, entonces, reconocer que la pedagogía y el pedagogo social enmarcados en un paradigma crítico y humanista requieren leer y enumerar los retos del contexto, identificar las problemáticas  individuales y colectivas de la posible población a ser atendida; pero no puede quedarse allí, es necesario que identifique y desnaturalice el modelo que funda la injusticia y la deshumanización como condición de progreso y que desenmascare la pedagogía que agencia implícita (oculta) o explícitamente (visible) la producción de subjetividades  sometidas, enajenadas  - que no se reconocen como sujetos de producción cultural - y alienadas – que no se reconocen como sujetos de decisión política -.
Para los pedagogos sociales críticos hoy es una exigencia el comprometerse con el desarrollo y la cualificación de una práctica educativa orientada a producir cambios en las personas, en sus interacciones  y en sus contextos, desde una opción paradigmática, ética y política, que la sitúe críticamente en  las exclusiones, vulneraciones, potencialidades  y oportunidades de los individuos y de sus redes sociales. “El mismo hecho de que  la persona sea capaz de reconocer hasta  qué punto  está condicionada o influida  por las estructuras económicas la hace capaz  también de intervenir en la realidad condicionante. O sea, saberse condicionada y no fatalísticamente sometida a este o a aquel destino, abre el camino de su intervención en el mundo.” ( FREIRE,  2001, 67)
            La pedagogía y el pedagogo social crítico fundamentan propuestas, procesos y acciones educativas que apuntan a desarrollar las potencialidades  y oportunidades formativas presentes en la vida cotidiana, buscando restablecer los vínculos relacionales que integran sujetos y colectivos a vida política y pública, movilizando participación y presencia creadora.
            El pedagogo y sus prácticas de educación social se enfrentan también, como todos, a la crisis de certezas y valores institucionalizados; por ello requiere entonces, reflexionar y actuar en un contexto, en el que hacerse persona implica generar condiciones, gestionar recursos, desarrollar capacidades, conocer y ejercer los derechos y aprender a asumir responsabilidades sociales en solidaridad y reciprocidad. La conformación de subjetividades mediada por prácticas de educación  social necesita refundamentar y rediseñar ambientes educativos, en los que las personas, reconozcan sus potencialidades y posibilidades de constituirse y ser tratados como humanos dignos, para que sea imposible justificar social, económica y políticamente la desigualdad y la exclusión.


PROFESOR MANUEL ALIRIO REYES
LIC EN PEDAGOGIA SOCIAL
EGRESADO DE LA UPEL
UNIDAD CURRICULAR: POLICIA COMUNAL

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